Wok'Ando,

 la fusión asiática y mexicana de la Juárez

DSC_0911

Conoce Wok-Ando, el nuevo restaurante de comida fusión de la Juárez.

Por: Asaf Mazor / @asaf_mz

En los últimos años, la colonia Juárez ha sido nicho de numerosos y novedosos proyectos gastronómicos. Cuando uno camina sobre la calle de Versalles, esto se vuelve evidente, pues cada cuadra tiene de dos tres establecimientos de alimentos y bebidas. Por esto, cuando escuché que existía un proyecto de cocina fusión Mexico-Asia sobre esta calle, y que, además, era de un exalumno de la maestría en negocios gastronómicos del Claustro, no pude evitar ir a conocerlo.

Wok’Ando, dirigido por el chef Alejandro Candó es un restaurante de cocina fusión, mexicana-asiática, que surgió en la calle Versalles #15, tras la pandemia. El chef, comunicólogo originalmente, comenzó a trabajar en restaurantes desde una edad temprana, llegando a trabajar, en el grupo restaurantero La Posta, entre otros. Se formó con bases culinarias francesas, italianas, mexicanas conventuales y mesoamericanas, y platicando con él, me comentó que durante la pandemia abrió una dark kitchen, y que fue ese proyecto el que lo acercó a la cocina asiática. Su idea creció y junto con el arquitecto Sergio Arreondo (quien estuvo en la maestría del Claustro), crearon este especial espacio.

DSC_0911
DSC_0900

Wok’Ando llama la atención desde el inicio. La fachada de cantera del edificio, profundamente anaranjada, es complementada por los detalles azul marino de la entrada. Al acceso, te recibe un estante repleto de hermosas vasijas de barro y un salón impresionantemente detallado. La iluminación cálida resalta el contraste de las artesanías y el azul marino de las paredes, todo esto acentuado por la madera de las mesas y las decoraciones de paja que orbitan las lámparas colgantes. La sensación que te da Wok’Ando al entrar es cálida y acogedora, sin perder la oportunidad de asombrarte con el detalle de su composición decorativa.

Fui recibido amablemente, se me dio acceso al menú y decidí comenzar por pedir una bebida y dos entradas. De tomar, la mezcla helada de té blanco e infusión de limón refrescaron mi paladar con un toque de amargor (característico del té), notas florales y un buen balance. La primera entrada, las Cebollas negras, venían capeadas con un tempura negro especialmente crujiente, y acompañadas de un alioli de chile xcatic tatemado, con notas ahumadas. El dulzor de la cebolla, lo crujiente del capeado y lo sabroso del alioli me recordaron la esencia de un buen platillo: sencillez y buena técnica. Seguido de esto, me trajeron Gyozas al vapor, de carne y de verduras. La masa mantuvo esa textura ideal, ligeramente firme, y los rellenos sazonados con jengibre y aceite de ajonjolí halagaron al platillo en su totalidad (debo decir que los de verduras fueron mis favoritos).

Seguido de esto, como plato fuerte disfruté, por primera vez, de un Pad thai de pollo que venía acompañado de pepino, zanahoria, jícama, cacahuates y un tercio de limón eureka. La carne, marinada en soya mantuvo su jugosidad, y alternada por la frescura de las verduras y los suaves fideos de trigo lograron presentarme amablemente frente a un platillo que nunca había probado. Lo que más disfruté fue la salsa de tamarindo, cacahuate y un toque de chile guajillo, la cual fue creada (por el chef Candó) como una fusión de las versiones tailandesa y japonesa con un toque mexicano. Los sabores, aunque nuevos a mi paladar, armonizaron en el plato y me brindaron una experiencia nueva.

Cabe mencionar de manera breve, pero no por eso menos importante, la segunda bebida que probé: una mezcla de té de jazmín con jugo de mango que, sin esfuerzos, se apropió de mi atención con su sencillez, dulzura natural y notas florales. Me cuesta trabajo expresar el cómo una bebida pudo darme tal experiencia, sin embargo, debo decir que fue uno de los mejores vasos que he tomado en mucho tiempo.

Para terminar, me pedí algo fresco: una bola de helado vainilla con piña caramelizada y cardamomo. La preparación maridó bien con una taza de café expresso y me dirigió satisfactoriamente hacia el final de mi visita.

            Wok’Ando es el espacio donde el amor que tienen el chef Candó y el arquitecto Arreondo por sus profesiones se vuelve palpable. Considerando la relación entre los precios y la calidad del producto, así como del cálido servicio y detallado aspecto visual del espacio, recomiendo visitarlo. Regálate por $300 una comida y tendrás la oportunidad de explorar una de las nuevas propuestas de gastronomía fusión que nos trae la colonia Juárez.

Contacto:

@wok.ando_juarez

55 1169 1144

https://www.wokando.com.mx/

  1. Versalles #15, Col. Juárez, Cuauhtémoc, CDMX

© 2019 Universidad del Claustro de Sor Juana