La mercadotecnia y las fiestas patrias

Por Mónica Fuentes Reyes.
Administradora de empresas.
Recuerdo cuando las Fiestas Patrias se celebraban con la historia en las venas y el corazón en la garganta para dar El Grito tan fuerte, pero tan fuerte hasta que todo México lo escuchara. En verdad, todo se remontaba a la historia y al baile de esa tradicional y agradable música mexicana que viaja alrededor del planeta a través de la voz del Mariachi, dejando siempre huellas dibujadas en sonrisas. Además, todo era sencillo para el festejo y la comida era casera. Mamá y la Abuela se pasaban varios días organizando y preparando una variedad de platillos que iban desde el pozole, los pambazos, las tostadas de pata hasta los tamales de piña y los buñuelos. Al día siguiente, era emocionante despertarse para ver el desfile y subir corriendo a la azotea para ver pasar los aviones del ejército.
Hoy sucede todo tan rápido, podríamos decir que todavía se sienten las uvas de año nuevo en la garganta, que de pronto se respira el aire patrio, ese aire que las empresas nos hacen respirar, y que a veces se siente incluso asfixiante.
Ahora los mexicanos compramos festejos más grandes, y pareciera que más divertidos, los organizan los grandes hoteles y algunos restaurantes ofreciendo un menú de comida mexicana pero «contemporánea», nada parecido a lo de antes, aunque claro son platillos realmente bellos y exquisitos; antros y bares que no ofrecen alimentos pero sí una decoración, tequila, mezcal y música, aunque no mexicana; eso sí, sombreros, palea cates, confeti y trompetas para El Grito. No importa el cómo, pero las empresas venden estos inigualables festejos a todos aquellos deseosos de celebrar a los héroes que nos dieron LIBERTAD; aunque, muchas veces no sepan ni quién es Hidalgo ni Morelos, mucho menos Josefa Ortiz de Domínguez. Del desfile del siguiente día, pues que decir, muchos siguen durmiendo a esa hora, recuperándose de la resaca del gran festejo de la noche anterior.
Ahora no sólo es importante la celebración de las Fiestas Patrias para preservar nuestras tradiciones y rendir honor a aquellos que lucharon para que hasta la fecha, podamos gozar de LIBERTAD, sino por el indispensable derrame económico para las PYMES que tan solo el año pasado fue de 640 millones de pesos, según la CONACOPE (Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México)[1].
Por ello, muchas empresas han orientado sus esfuerzos para organizar festejos tan lujosos e impresionantemente caros para que tanto sus clientes locales como extranjeros sean testigos de actos históricos sin precedentes como el Bicentenario. Por ejemplo, El Gran Hotel de la Ciudad de México ofreció paquetes que iban desde 7,500 hasta 30,000 pesos por persona o desde 200,000 hasta 240,000 pesos por suite (para 10 y 12 personas respectivamente), eso sí, con IVA incluido[2].
La pregunta obligada, sería tal vez, ¿Necesitamos gastar tanto dinero en dicha celebración? O, mejor dicho, ¿Para sentirme satisfecho, emocionado y parte del acontecimiento?
La última reflexión debería ser entonces por el resto del país, por aquellos que no pueden disponer de una celebración de tal magnitud, estando conscientes de que se trata de la mayoría de los mexicanos. Entonces, ¿Fueron parte de la celebración?, ¿Formaron parte de ese gran acontecimiento histórico? Porque un hecho es que no compraron su participación en tal.

FUENTES:

Hernández Barrera, Karina, Pymempresario, «Micro Empresas», <http://www.pymempresario.com/2011/09/canacope-estima-en-640-mdp-la-derrama-economica-por-fiestas-patrias/>, (18 agosto 2012).
Ticketmaster, «Gran Cena Bicentenario», <//tmespeciales.ticketmaster.com.mx/CenaBicentenario/?spotlight_ren_od=1>, (18 de agosto 2012).

CÍTANOS.
Fuentes Reyes, Mónica, “La Mercadotecnia y las Fiestas Patrias”, Claustronomía. Revista gastronómica digital, Universidad del Claustro de Sor Juana, México, D.F., 2012, <www.claustronomia.mx>.

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