La infancia y la cocina

Por Venecia Escutia

Durante este periodo de aislamiento muchos adultos nos hemos aventurado a entrar a la cocina, descubrimos nuevas recetas y conectamos íntimamente con los alimentos, pero ¿qué pasa con las niñas y niños?, ¿la cocina es un lugar igual de accesible para ellos que para los adultos? Muchos niños y jóvenes no poseen la misma libertad para moverse en la cocina como sus mayores. Aquellos con padres ocupados se verán en la situación de observar cómo se preparan los alimentos, en el mejor de los casos, sin la oportunidad de formar parte de esta maravillosa actividad; en otros casos, vivir del servicio a domicilio es el único contacto culinario.

La vida moderna es cada vez más demandante, se espera que hagamos mucho con poco. El tiempo y el presupuesto para muchas familias se queda corto, y en la alimentación esto se ve reflejado en el aumento en el consumo de productos ultra procesados. La comida rápida y los productos precocinados han presentado un aumento de más del 29%, sobre una disminución del consumo de frutas y verduras del 33% (UNICEF, 2020). Este tipo de conductas de consumo, sumado a un estilo sedentario de vida, puede generar problemas de salud como obesidad, que en México representa un grave problema (IMSS, 2014).

¿Por qué es necesaria la presencia de los niños en la cocina? Una manera de afrontar la tendencia a comer alimentos poco saludables es comenzar desde casa a generar una conciencia y un ejercicio de introspección. ¿Cómo podemos empezar a generar cambios en la dieta diaria?, un primer paso es reconocer cuáles son los alimentos que, a pesar de ser rápidos y baratos, no aportan ningún tipo de nutrientes y contienen altos niveles de grasas, sales o carbohidratos; podemos ayudarnos del nuevo etiquetado que ha propuesto la Secretaría de Salud con octágonos negros. Con pequeñas acciones se puede transformar la realidad de los niños; por ejemplo, cambiar los snacks como galletas, papas u otras chucherías por verduras, frutas o semillas.

Aunque sea difícil de creer, los días que vivimos hoy son una gran oportunidad para despertar el interés en la niñez e invitarles a participar en la preparación de los alimentos. Se les pueden asignar tareas simples como: mezclar, batir, cernir, porcionar, condimentar. Esta aproximación a la cocina desarrollará sus sentidos a través de los olores, sabores, colores y texturas que encierra el espacio culinario en el hogar. Para los jóvenes, es posible asignarles tareas como picar e incluso delegar partes de la comida, como preparar la ensalada, agua de frutas o ayudar a servir los platos. En ese sentido, no solo se fomenta la participación en la cocina, al mismo tiempo se promueve la convivencia familiar y la necesaria división del trabajo en el hogar.

También será importante que ayuden con labores como la limpieza de la cocina que juegan un rol en la formación de hábitos higiénicos y cohesión comunitaria; pero te recomendamos que estas actividades no sean tan pesadas que generen aversión y haga que los más pequeños prefieran alejarse de la cocina. El equilibrio entre las actividades “divertidas” y las “aburridas” será la clave para mantener su atención.

Te invitamos a que veas el hecho de cocinar como una forma de vincularte con los más pequeños de la familia; pasar más tiempo y generar una conexión, así como fomentar la confianza en sí mismos; dándoles la oportunidad de sentirse integrados en las actividades cotidianas, generando herramientas para la independencia. Cocinar siempre será una habilidad útil a lo largo de nuestras vidas, comenzar a desarrollarla a una temprana edad es el camino más seguro para   dominarla y en el mejor de los casos amarla.

Dávila J., González J., Barrera A. (2015) Rev Med Inst Mex Seguro Soc. Panorama de la obesidad en México. 53(2), pp. 240-9 http://revistamedica.imss.gob.mx/editorial/index.php/revista_medica/article/viewFile/21/54

León  K., Arguello P. (2020) Efectos de la pandemia por la COVID-19 en la nutrición y actividad física de adolescentes y jóvenes. https://www.unicef.org/lac/efectos-de-la-pandemia-por-la-covid-19-en-la-nutricion-y-actividad-fisica-de-adolescentes-y-jovenes

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