Por Mónica Fuentes Reyes.
Administradora de empresas.
Se acerca el festejo de una de las más antiguas e increíbles tradiciones mexicanas, el Día de Muertos. El pueblo mexicano antiguo creía que las almas de los muertos regresaban a sus hogares para visitar a sus familiares, aunque no se veían entre sí, mutuamente se sentían[1]; nada tiene de tenebroso y es más bien tranquilo y agradable. La hospitalidad del mexicano se deja ver nuevamente en esta fiesta de alegría, en la que se busca deleitar y satisfacer a los santos difuntos -niños y adultos, parientes y amigos- con todo aquello que era de su gusto y de su agrado a través de la puesta de altares y ofrendas para que lo gocen y, que su breve visita sea placentera.
En una cultura de consumo que propicia y aprovecha las oportunidades para hacer negocios, sin importar cómo, según la Canacope (Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México)[2], el 41% de la población honrará a sus fieles difuntos, actividad que en 2012 dejó una derrama económica de 250 millones de pesos tan sólo en el Distrito Federal. Esta cantidad se obtiene por el turismo nacional y local, altares, ofrendas, veladoras, calaveras de azúcar, calacas, golosinas, visita a panteones, cempasúchil y otras flores, pan de muerto, papel picado, copal, etc.
El 15% de los mexicanos sólo asistió a misa, mientras que el 5% no celebra. Desde años atrás, este tradicional festejo se ha combinado con la celebración celta[3] pero popularizada por Estados Unidos, que todos conocemos como Halloween, suceso que ha venido desplazando los ancestrales ritos. Razón por la que la mayoría de los mexicanos inmersos en un consumismo latente, también comprarán películas y música de terror, maquillaje, máscaras y adornos monstruosos y disfraces, entre los más comunes están los de piratas, brujas, la Llorona, momias, calabazas, hombres lobos, murciélagos, fantasmas, Drácula, Frankenstein y, por qué no, Freddy Krueger y Chucky. El festejo combinado por nuestro tradicional Día de Muertos y el Halloween fue celebrado por el 45% de la población.
Lamentablemente no todo es festejo, puesto que a través de las películas, video juegos y canciones creadas para el Halloween se genera angustia y ansiedad en los adolescentes y adultos. Pero en la población más vulnerable, los niños, se crea miedo y una idea errónea de la realidad. Hoy por hoy, este festejo es un gran negocio con el que algunos empresarios fomentan el tan ya conocido consumo del terror.
Aquí la reflexión debe ser por aquello que nos enriquece más como personas mas no como empresas, por la cultura que no sólo arropa a las familias sino que abraza y llena de gozo a los más pequeños de la casa y que, además enriquece el alma.
Andrade, Mary J., «Día de Muertos en México», <http://www.diademuertos.com/index.html> (18 de septiembre de 2012).
Ponce, Karla, «El Día de Muertos sigue vivo», <http://www.razon.com.mx/spip.php?article96860> (18 de septiembre de 2012).
Cattaneo, Eduardo, «¿Qué es y celebra ‘Halloween’?», <http://www.aciprensa.com/controversias/halloween.htm>(18 de septiembre de 2012).
CÍTANOS.
Fuentes Reyes, Mónica, “Cultura de consumo: Día de Muertos vs. Halloween.”, Claustronomía. Revista gastronómica digital, Universidad del Claustro de Sor Juana, México, D.F., 2012, <www.claustronomia.mx>.
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