Hilda Irene Cota Guzmán.
Socióloga.
El pasado mes de abril se llevó a cabo el Congreso Nacional sobre Cocina Tradicional Mexicana. Memorias, identidades y comunidades. En el cual presenté el proyecto de investigación que da nombre a este escrito.
La centralidad de la propuesta es reflexionar, proponer o si es el caso cuestionar algunas maneras de pensar criterios cualitativos para recuperar las autopercepciones de grupos sociales que consumen regímenes alimentarios consecuencia de la exclusión social, de la pobreza moderada. Este tipo de ingesta alimentaria la identifico como dietas de precariedad. Se trata de hacer narrativa, en el marco del derecho humano a la alimentación.
El consumo alimentario de personas marginadas o vulnerables puede ser caracterizado por muy específicos comportamientos culturales tradicionales y otros que se van incorporando, que yo abordo con el concepto ideaciones para “atrapar” la puesta en práctica de “ese comer” que funcionan en contextos específicos de cohesión inter-grupal y funciona contribuyendo a la generación de identidades, que argumento como interrelaciones y prácticas sociales expresados en discursos que provocan y fortalecen unidad.
El proyecto de investigación, como todo trabajo de investigación en la Universidad del Claustro de Sor Juana se integra (en promedio) con los siguientes elementos: Justificación, estado de la cuestión, marco teórico, hipótesis, objetivos, metodología (con pruebas piloto), cronograma, bibliografía y fuentes de información. Resulta de suma importancia destacar que no es una propuesta normativa para ingestas alimentarias, tampoco un análisis de seguimiento o evaluación de programas gubernamentales o de organizaciones no gubernamentales (ONG).
Quizá lo más interesante es operacionalizar el concepto dietas de precariedad desde el imaginario de actores sociales ubicados en pobreza moderada. Para destacar qué se dicen a sí mismos, dando relevancia a las competencias culturales de este grupo.
El objetivo general es la reflexión y difusión de la temática asociada a los millones de pobres alimentarios que reconocen las cifras gubernamentales mexicanas, entre éstos se sitúa la pobreza moderada y la vulnerabilidad por carencia social y hacerlo desde el enfoque de pobreza multidimensional, que implica el ingreso económico pero siempre vinculado directamente a los derechos humanos y a los capitales culturales.
Se comprende la importancia de las particularidades en el diseño de actividades de la selección de las “herramientas” para contextos reales y específicos. Se recurrirá a la práctica investigativa y educativa en ambientes híbridos de aprendizaje y a los modos tradicionales de la investigación documental y de campo, con triangulación metodológica. Las técnicas de investigación a utilizar son historia de vida, entrevistas a profundidad, investigación documental, grupo focal y concentración de información censal y estadísticas vitales.
Tomo la percepción como una suma de conocimientos, expectativas y actitudes que derivan en acciones por parte de sujetos individuales y colectivos. Configura actores sociales y no puede haber percepción sin autopercepción. Al experimentarse a sí mismo el individuo se despliega como sujeto y al mismo tiempo se instala en el mundo. El cuerpo y los sentidos son siempre mediados por la materialidad e inmaterialidad de la cultura y sus imaginarios e ideaciones precisas. La percepción no es la realidad sino la manera de sentirla. Cada grupo humano tiene su universo sensorial con límites y fronteras.
Esta investigación propicia la participación de estudiantes en actividades específicas de escritura académica, ayudantía en investigación, dialogar en sesiones de discusión tipo seminario y realización de trabajos de titulación. Se hará un ejercicio piloto en una delegación política de la Ciudad de México, que es Azcapotzalco.
Lo cotidiano se construye a partir de realizaciones inconscientes, acciones rutinarias, vale decir los contenidos de la cultura material y el sentido que tiene para los individuos. Lo anterior lo aplicamos a precariedad, ésta se caracteriza por inestabilidad, carencia o una falta de seguridad en cuanto a un tema que afecte directamente a la persona que la sufre. En este caso como la falta de sustentabilidad económica y cultural.
Para enmarcar recordemos que la seguridad alimentaria no es sólo una temática para situaciones de crisis. Además, México como integrante del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) está comprometido a adoptar medidas, hasta el máximo de los recursos que disponga, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos reconocidos. El 10 de junio de 2011 el Diario Oficial publicó la reforma constitucional que señala que el Estado Mexicano tiene la obligación de garantizar que el derecho a la alimentación.
Para saber más.
Cota, Hilda, Proyecto de investigación Autopercepción colectiva de dietas de precariedad, UCSJ – IIE (UNAM), México, 2018.
Le Breton, David, El sabor del mundo. Una antropología de los sentidos, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, s/a.
Lipovetsky, G., La felicidad paradójica. Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo, Anagrama, Barcelona, 2007.
Portelli, Alesandro, “El tiempo de mi vida. Las funciones del tiempo en la historia oral”, Historia oral, Instituto Mora-UAM, México, 1981.
UNICEF, “Formación de hábitos alimentarios y estilos de vida saludables”, <https://uni.cf/2IIW1mG>.
Cítanos.
Cota Guzmán, Hilda I., “Presentación de la investigación ‘Autopercepción colectiva sobre dietas de precariedad’”, Claustronomía. Revista gastronómica digital, Universidad del Claustro de Sor Juana, Ciudad de México, 2018, <http://www.claustronomia.mx>.
© 2019 Universidad del Claustro de Sor Juana