Iniciamos la noche con unos spritz, yo pedí uno con yuzu y mi amiga uno con fresa, ambos fueron perfectos para refrescarnos. Comimos dos entradas, primero probamos el crudo de lobina, el pescado súper fresco y la leche de tigre bien baleada, para mi paladar podría tener un poco más de picante; después el sashimi de jitomate, no es broma no había comido un jitomate tan rico y carnoso en mi vida, realmente una experiencia religiosa.

Nuestro plato fuerte fue un udon carbonara, un plato interactivo porque tienes que mezclar la yema en la mesa, además de los ingredientes tradicionales de la carbonara como lo son el queso y el tocino, tiene un poco de alga marina que le da el toque asiático perfecto junto con el udon, si van a este lugar no pueden perderse esta gran creación.

El postre fue un crème brûlée de matcha, lo eligió mi amiga por su cumpleaños, en lo personal no soy fan del matcha, pero es un postre bien ejecutado con la textura correcta y a demás va acompañado con frutos del bosque que su acidez corta muy bien la dulzura del caramelo del crème brûlée.