Lo veo, lo quiero y ¿lo hago?

Por: Venecia Escutia
Por muchos años, la creación de contenidos gastronómicos se encontraba en manos de grandes empresas, difundidas por medios tradicionales como la televisión, radio, libros y revistas, dejando de lado contenidos que salieran del status quo. En la actualidad, gracias a la diversidad de redes sociales y su accesibilidad, muchos tenemos la oportunidad de compartir infinidad de recetas y preparaciones. Estas facilidades permiten hacer realidad las frases de “gastronomía para todos y todos pueden cocinar”, pero ¿qué implica que cualquiera pueda realizar contenidos gastronómicos?
En el último año, la plataforma de Tik Tok se ha vuelto una de las favoritas para los creadores de contenido culinario casual. En un formato de pocos minutos estos usuarios presentan su receta de una forma rápida y dinámica. Pero este formato tan rápido es uno de los impedimentos para la replicación de las recetas. Por la naturaleza del video, muchas de las recetas tienden a ser erráticas mostrando todos los ingredientes, muchas veces sin mencionar cantidades exactas; así mismo, al momento de explicar los procedimientos estos tienden a ser simplificados dando un gran espacio al error al momento de replicarse. Todo esto permite que este tipo de contenido sea hipnótico de ver, pero difícil de seguir.
La viralización y la masiva cantidad de contenidos dificultan su gestión, la presencia de recetas falsas es una realidad. Presentadas de una forma atractiva, estos videos únicamente buscan generar visitas, sin pensar en las repercusiones que puede tener presentar recetas no probadas por el creador, donde en el peor de los casos pueden ser un peligro para el espectador.
En las últimas semanas se presentó la tendencia del tanghulu, una preparación originaria de China que consiste en fruta fresca caramelizada; fue tanto el furor que actualmente cuenta con más de 317 mil videos en la aplicación. Por desgracia, la mayoría de estos videos no cuentan con advertencias o medidas de seguridad, las cuales son necesarias cuando se trabaja con productos que deben ser tratados con cuidado como lo es el caramelo, ya que este puede llegar hasta una temperatura de 160º C, lo que puede resultar en una quemadura de tercer grado.
Muchas veces se nos pasa de largo que lo que compartimos tiene consecuencias por eso es necesario tomar responsabilidad. Es momento de ponernos a reflexionar sobre la calidad de lo que consumimos y cuál es el daño que pueden generar los contenidos. Es indispensable precisar cantidades, ingredientes, técnicas culinarias, métodos de cocción y por su puesta medidas de seguridad. Todos podemos cocinar, es verdad, sin embargo, hay que hacerlo de forma responsable y segura.

 

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